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Esta idea es crucial para entender cómo piensa Mandela, cómo se ve a si mismo, y lo que logra hacer de este moderno país, donde hoy, a pesar de serios problemas y evidentes inequidades, 16 años después, conviven en paz quienes hasta hace poco entraban por puertas diferentes y el 70% de su población (los negros) no podían circular libremente.
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El ubuntu no contempla tanto a las personas como seres individuales, y si como parte de una red infinitamente compleja de otros seres humanos. Responde a la idea de que todos estamos estrechamente ligados unos a otros, de que yo está siempre subordinado a nosotros, de que ningún hombre es una isla. A la manera de ver de Mandela todos somos ramas del mismo gran arbol familiar. Eso es ubuntu.
Profundizar en este concepto y en el legado de Mandela, seguramente nos permitirá encarar mejor la posibilidad de fortalecer, desde pequeñas asociaciones de hombres y mujeres o hasta todo una región que convencida de la capacidad de grupo frente a lo individual, pueda cambiar su realidad.